Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Reacción sin Razón

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Continúan los bloqueos, manifestaciones, paros y saqueos como una reacción en contra del alza en el precio de la gasolina. El pueblo mexicano está indignado y no acepta las explicaciones de sus líderes políticos, incluyendo al Presidente Peña Nieto, quien en su discurso a la nación el pasado 5 de enero presentó su justificación para evitar mayores consecuencias en el futuro.

La incertidumbre de las decisiones del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la devaluación del peso, los precios que suben, la inseguridad en las calles que ponen en riesgo la vida de los ciudadanos y los saqueos que obligan a los comercios a cerrar, ha cambiado el ritmo del pulso mexicano.

No estamos en contra de la libertad de expresión y la molestia que causan algunas de las acciones del gobierno, pero sí calificamos como “reacción sin razón” aquellas manifestaciones de repudio y descontento que dañan a terceros que no tienen culpa ni parte en la decisión de los cambios en el precio de la gasolina. Por los medios de comunicación hemos visto gente saliendo de almacenes con las manos llenas de lo que han robado. Estos amigos de lo ajeno han dejado quiebra, destrucción y terror. Esta reacción no va a cambiar el precio de la gasolina ni va a afectar a los que están en el poder.

Más bien, es una reacción que pone en evidencia, no el descontento, sino la condición espiritual del corazón. El hombre no es ladrón porque roba, sino que roba porque es ladrón; no es mentiroso porque miente, sino que miente porque es mentiroso; no es pecador porque peca, sino que peca porque es pecador.

La Biblia dice en Gálatas 5:19-21: “Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia…enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, homicidios, borracheras… los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” “Estando atestados de toda injusticia…avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades… necios, desleales…implacables, sin misericordia” (Romanos 1:29-31) “Nada hay fuera del hombre, que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre” (Marcos 7:15).

Lo que hay que cambiar es el corazón del hombre. Tiene que pasar de criatura a hijo de Dios. 2 Corintios 5:17 dice: “El que está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”. El hombre puede ser detenido y encarcelado, pero eso nunca cambiará su corazón. Sólo Cristo puede transformarnos, perdonando nuestros pecados y dándonos una vida nueva. Un hombre sin Cristo se aprovechará de las circunstancias para satisfacer su carne, pero el que tiene a Cristo tendrá libertad de expresión pero sin dañar al prójimo y sí agradando a Dios. ¿Cómo reacciona usted ante lo adverso?

 

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