Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Invierte, a la manera de Dios

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Un día las fuerzas especiales del FBI, anuncian el arresto domiciliario de un hombre multimillonario que habitaba en el penthouse de uno de los condominios más lujosos de la ciudad de Nueva York, al cual lo habían atrapado robando $2 billones a sus inversionistas.

El administrador de los condominios, era un hombre recto y muy honesto, de la confianza de todos sus compañeros de trabajo. Cuando se entera de lo sucedido, inmediatamente busca hablar con él para preguntarle sobre el dinero de las pensiones de sus compañeros que le había confiado por el respeto y la admiración de tantos años de trabajar para él en el edificio en el cual vivía.

Este genio de las finanzas de Wall Strett niega saber el paradero del dinero. Y con tan sólo unos días antes de que saliera impune, luego de tratar de realizar la estafa perfecta, el administrador hace un plan para descubrirlo, después de varias investigaciones y peripecias, se encuentra con que dentro de la casa, en un escaparate, está un lujoso auto, que atrás de su impecable pintura, escondía ser de oro puro.

Esta película llamada “Robo en las Alturas” termina cuando el administrador logra robar y esconder el auto en la piscina de la azotea del hotel, para después repartir las piezas de oro a todos sus compañeros afectados.

En esta nota reflexionaremos, cuál es la intensión que guarda nuestro corazón cada vez que decidimos invertir nuestros recursos económicos. ¿Será la de administrar, confiando en Dios o será la de acumular, confiando en el dinero?

La Palabra de Dios, nos enseña en:

Proverbios 11:28 (RVR1960)

28 El que confía en sus riquezas caerá;
Mas los justos reverdecerán como ramas.

Este es un claro ejemplo de cómo el genio de las inversiones confió de tal manera en sus riquezas, que las decidió acumular en oro. Esta historia me recuerda también a la parábola del sembrador en Lucas 12: 19 al 21

19 Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”
21 »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

¿Qué nos enseña Dios acerca de acumular riqueza?

El Dr. Larry Burket nos enseña en su libro, “Cómo manejar su dinero”, que la riqueza siempre se ha relacionado con el tema de la propiedad, sin embargo, también debe estar relacionada con nuestra habilidad creativa y nuestra capacidad de crédito o préstamo, por lo tanto la riqueza también representa quienes somos. Las riquezas es todo lo que Dios nos confía: nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros tesoros.

Es de reflexionar, cuántas decisiones tomamos en el día, confiando en Dios y cuántas decisiones tomamos en el día confiando en la seguridad que nos da el dinero.

La Palabra de Dios nos invita a no confiar en el dinero:

Mateo 6:19-20 (RVR1960)

19 »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. 20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar.

Recordemos que el problema, no es el dinero, sino la actitud que tenemos frente a él.

Si guardamos en nuestro corazón la idea de que es nuestro dinero, seguramente las decisiones de inversión que tomemos, nos llevarán a acumularlo y no a administrarlo. Porque como es NUESTRO, no vamos a permitir que otros decidan sobre qué hacer con él y mucho menos, vamos a estar dispuestos a compartirlo con nadie, por la simple razón de saber, que tenerlo, nos da seguridad.
Ahora, ¿cuál es tú actitud frente al dinero, cuando decides invertirlo? ¿Lo inviertes para administrarlo o para acumularlo?

Reflexionemos las respuesta a esta preguntas, contestando lo siguiente:

1. ¿El dinero que tenemos invertido o que vamos a invertir, va a cumplir un propósito?
2. ¿El propósito es de corto, mediano o largo plazo?
3. ¿Qué propósito va a cumplir el dinero teniéndolo guardado, por ese tiempo?
4. ¿El propósito tiene un beneficio propio o beneficia a otras personas, también?
5. ¿En qué porcentaje, el propósito ayuda y honra a la obra del Señor?

Querido hermano en Cristo, no dejemos que nuestro corazón nos engañe (Jeremías 17.9) No seamos como necios (Efesios 5.15-17), poniendo nuestra seguridad en la acumulación de las riquezas como el genio financiero o como el rico insensato. Tomemos decisiones de inversión sabias, teniendo como propósito ser administradores fieles de los recursos económicos que nos confía Dios.

 

claudiasalazar-blog

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