Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Sanson: Pasiones que matan… y matan de verdad

  Posted on   by   No comments

Leyendo acerca de Sansón me encontré con el siguiente comentario: “Tanto la obra como el carácter de Sansón son un enigma. Su nacimiento fue anunciado por un ángel (13:1-21); sin embargo, él era un nazareo (Nm. 6; Jue. 13:5) que debido a sus apetitos carnales violaba constantemente la separación que era su deber mantener respecto a las cosas impuras. Sansón fue llamado por Jehová y capacitado de manera extraordinaria por el Espíritu para que sirviera como juez de Israel; pero él no realizó ninguna obra permanente para el bien de su pueblo y murió como un prisionero de sus enemigos filisteos. Lo único realmente valioso en él era su fe poderosa en Jehová, ejercida en un tiempo de duda y apostasía; y Dios tuvo a bien honrar esta fe (He. 11:32).” (Biblia anotado de Scofield, Juec. 16:31).

Al leer este comentario tres datos me hicieron estremecer: Primero, Sansón, aunque tuvo una fe grande en el Señor nunca logró algo permanente para el pueblo. Segundo, de nada le sirvieron todos los grandes recursos que Dios le dio, como su fuerza, su santidad o el tener una misión asignada con toda claridad por Dios para su vida. Y tercero, que murió en manos de sus enemigos, es decir, nunca pudo vencer sino hasta el día de su muerte.

¿Por qué? Porque se dejó guiar por sus pasiones.

En estos días existimos muchos como Sansón que recibimos todo para ser usados por Dios, fuimos salvados y recibimos el Espíritu Santo, pero que nunca realizaremos algo permanente, ni para la iglesia de Dios, ni para nuestras familias, ni para nuestra sociedad, porque hemos permitido que nuestra vida sea guiada por apetitos y deseos carnales en vez dejarnos guiar por el Espíritu Santo, aunque, por extraño que parezca, “tengamos una fe grande en Dios”. Por esto, el Apóstol Pablo escribió: “andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne” (Galatas. 5:16).

La sumisión al Espíritu Santo es el principio sobre el cual se debe construir toda nuestra vida, no sólo la que nos relaciona con los asuntos de índole eclesiástico, sino también las que la sociedad ha considerado “seculares”. La vida que deja huella y trasciende es la que se caracteriza por el control que el Espíritu Santo ejerce en ella.

¿Estás permitiendo que el Espíritu Santo te controle o dejas que tus pasiones te controlen como controlaron las suyas a Sansón?

Si esta publicación te gustó, compártela con tus amigos!Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter