Inventario
Posted on 5 November, 2016 by René Preza G. No comments
Un buen ejercicio de auto evaluación es hacer un inventario personal y registrar la fecha en la que se realizó ese inventario personal.
Por ejemplo, registrar en una libreta cuáles son mis fortalezas y mis hábitos edificantes que he aprendido a lo largo de mi vida.
También cuáles son mis debilidades y los malos hábitos que sigo teniendo hoy en día.
Así al realizar este inventario en honestidad e integridad digamos que tomamos una fotografía de nuestra situación personal, emocional y espiritual en un punto concreto de nuestras vidas.
Al registrar mis fortalezas, cualidades y habilidades valdría la pena registrar en qué y cómo las estoy utilizando, si están ociosas y no las uso o qué tanto provecho estoy sacando de ellas.
Por otro lado, mis debilidades, cómo puedo minimizarlas, cómo puedo sacarles provecho y darles la vuelta.
Y con respecto a mis malos hábitos qué puedo hacer para transformarlos.
Por ejemplo, si soy impuntual, puedo hacer un plan para corregir este mal hábito. Registro semanalmente e incluso diariamente cuántas veces fallo en ser puntual.
O bien si juzgo y crítico regularmente a las personas, puedo igualmente, registrar diariamente o semanalmente cuantas veces repito este mal hábito.
Así puede ser con las mentiras, con la hipocresía y con todo aquello que yo internamente sé que tengo y dejo pasar regularmente sin hacer nada al respecto.
De esta manera puedo en un lapso de seis o doce meses volver hacer un nuevo inventario y ver cómo y cuánto he crecido mejorando mis hábitos.
Les voy a confesar una cosa, estos cambios, solos no los podemos hacer, requerimos de una fuerza y soporte espiritual para poder realizarlos.
Nuestro Señor Jesucristo nos envió al Espíritu Santo para auxiliarnos y ayudarnos a crecer espiritualmente.
El Espíritu Santo nos guía, nos fortalece, nos direcciona y sobretodo nos acompaña a lo largo del proceso.
Todos estriba en que lo dejemos actuar y le demos nuestra necia y ofuscada cerrazón a Dios, Él hará lo demás.
Preguntémonos:
¿Qué tan frecuentemente hacemos un inventario personal de lo que Dios nos ha dado y qué tan frecuentemente hacemos un plan en oración y apoyados en el Espíritu Santo para trasformar nuestro ser mediante su ayuda?
Éste cuestionamiento personal puede ser una buena reflexión .
Empecemos hoy y dejemos al Espíritu de Dios que nos transforme mediante la renovación del entendimiento, sólo así veremos actuar los frutos del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Bendiciones.