Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Inventario

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Un buen ejercicio de auto evaluación es hacer un inventario personal y registrar la fecha en la que se realizó  ese inventario personal.

Por ejemplo,  registrar en una libreta cuáles son mis fortalezas y mis hábitos edificantes que he aprendido  a lo largo de mi vida.
También cuáles son mis debilidades y  los malos hábitos que sigo teniendo hoy en día.
Así al realizar este inventario en honestidad e integridad  digamos que tomamos una fotografía de nuestra situación personal, emocional y espiritual  en un punto concreto de nuestras vidas.

Al registrar mis fortalezas, cualidades y  habilidades valdría la pena registrar en qué  y cómo  las estoy utilizando, si están  ociosas y no las uso o qué tanto provecho estoy sacando de ellas.

Por otro lado, mis debilidades,  cómo puedo minimizarlas, cómo  puedo sacarles provecho y darles la vuelta.
Y con respecto a mis malos hábitos qué  puedo hacer para transformarlos.

Por ejemplo, si soy impuntual, puedo hacer un plan para corregir este mal hábito. Registro semanalmente e incluso diariamente cuántas veces fallo en ser puntual.
O bien si juzgo y crítico regularmente a las personas, puedo igualmente, registrar  diariamente o semanalmente cuantas veces repito este mal hábito.
Así puede ser con las mentiras, con la hipocresía y con todo aquello que yo internamente sé  que tengo y dejo pasar regularmente sin hacer nada al respecto.

De esta manera puedo en un lapso de seis o doce meses volver hacer un nuevo inventario y ver cómo y cuánto he crecido mejorando mis hábitos.

Les voy a confesar una cosa, estos cambios, solos no los podemos hacer, requerimos de una fuerza y soporte espiritual para poder realizarlos.

Nuestro Señor Jesucristo  nos envió al Espíritu Santo para auxiliarnos y ayudarnos a crecer espiritualmente.
El Espíritu Santo  nos guía, nos fortalece, nos direcciona y sobretodo nos acompaña a lo largo del proceso.

Todos estriba en que lo dejemos actuar y  le demos nuestra necia y ofuscada cerrazón a Dios, Él hará  lo demás.

Preguntémonos:

 ¿Qué tan frecuentemente hacemos un inventario  personal de lo que Dios nos ha dado y qué tan frecuentemente hacemos un plan en oración y apoyados en el Espíritu Santo para trasformar nuestro ser mediante su ayuda?

Éste cuestionamiento personal puede ser una buena reflexión .

Empecemos hoy y dejemos al Espíritu  de Dios que nos transforme mediante la renovación del entendimiento, sólo así veremos actuar los frutos del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Bendiciones.

RenePreza- blog

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