Crecimiento Económico y Espiritual de China
Posted on 14 October, 2016 by René Zapata 1 comment
La economía de la República Popular China, mejor conocida simplemente como China, es la segunda economía más grande del mundo en términos del producto interno bruto normal y la mayor economía del mundo en paridad de poder adquisitivo.
Es el país de más rápido crecimiento económico desde la década de 1980, con un promedio de crecimiento anual del 10% en los últimos 36 años. Es el centro mundial para la fabricación de todo tipo de productos y la indiscutible potencia industrial exportadora a nivel mundial. Es el país con mayor volumen de comercio y juega un papel clave en el comercio internacional. Ya ha desbancado a naciones más fuertes y las ha superado. Maneja una economía capitalista de mercado, aunque el Estado sigue manteniendo estrictos controles sobre ella. Su gobierno proclamó en 2013 el llamado “Sueño Chino” y fijó como meta lograr en 2021 que la sociedad China viva modestamente acomodada y en 2049 sea un país completamente desarrollado.
Pero el crecimiento no se ha limitado solo en lo económico, sino también en lo espiritual. Cuando Mao Tse Tung subió al poder, su meta era erradicar al Cristianismo de China; expropió los templos, ejecutó y encarceló pastores y líderes, sacó del país a todos los misioneros extranjeros, prohibió las reuniones religiosas, y trató de nulificar a los cerca de 2 millones de cristianos existentes.
En los 70´s, al final del gobierno de Mao, se permitió la entrada a los que estaban en el exilio por causa de su fe. Esperaban encontrar una Iglesia inexistente o bien con discípulos débiles y abatidos. Todo lo contrario, el cristianismo había floreado más allá de toda imaginación. La Iglesia había crecido y la cantidad de cristianos se contaba por millones.
¿Qué pasó con la Iglesia cristiana en China? ¿Cómo pudieron sobrevivir siendo una Iglesia subterránea carente de líderes, programas, eventos, tecnología, redes sociales, música y una infraestructura? ¿Cómo pudieron crecer?
Simplemente abandonaron la práctica de ir a la Iglesia y se convirtieron en una Iglesia dondequiera que iban; transformaron los programas por relaciones interpersonales; abandonaron la práctica religiosa por una relación personal con Cristo; Abandonaron el concepto de ser consumidores de culto por el ser verdaderos discípulos de Cristo no importando las circunstancias. Aprendieron que la Palabra de Dios no estaba presa. (II Tim. 2:9)
¿Qué harías si no tuvieras un templo a dónde asistir? ¿Cuál sería tu reacción ante lo adverso?¿Qué Iglesia tendríamos si todos fueran como tú?
Espero que esto nos haga reflexionar y seamos cristianos comprometidos cuyo deseo es agradar a Dios y no a los hombres. (Gálatas 1: 10)