El Quijote
Posted on 6 August, 2016 by René Preza G. No comments
La obra literaria: “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha” es uno de los cuatro pilares de la literatura universal. Es una obra majestuosa.
Trata de un hombre que por mucho leer libros de caballería se le seca el cerebro y enloquece. Pero su locura no es una locura común y corriente, es una locura, analítica y crítica. Es una locura que pondera la conveniencia de las cosas y va en pos de lo mejor.
El Quijote una vez que ha enloquecido decide ir por el mundo a salvarlo, esa salvación está cubierta de la fantasía de los tiempos de los caballeros andantes. Lo expresa así: “Yo soy el desfacedor de agravios y enderezador de entuertos, el amparo de las doncellas y el asombro de los gigantes, el ingenioso Hidalgo: Don Quijote de La Mancha”.
Para salir al mundo necesita de un escudero según la tradición de los caballeros andantes. Escoge a Sancho un mozo que tenía en su hacienda. En su locura todo lo ve diferente, todo lo vive diferente, en todo ve lo que otros no ven: belleza, justicia, amor y esperanza.
El Quijote encarna el ideal, lo que todos queremos ser, prudentes, sabios, humildes y amorosos, y hasta su físico lo refleja, alto, delgado o sea gallardo. Sancho por el contrario encarna la vida práctica, la realidad efímera y contradictoria, la desilusión de las cosas y la crudeza de la vida. También su cuerpo lo refleja es chaparrito y gordito.
El Quijote es la única obra literaria en donde los personajes crecen y se desarrollan dentro de la obra. Toda la obra se debate entre la lucha por alcanzar el ideal por sobre la realidad que es dura y difícil y amarga muchas veces.
No puedo dejar de relacionar esta obra con el evangelio. ¿Acaso nosotros los creyentes no somos considerados locos?
¿Acaso no vemos el mundo con amor, esperanza, belleza y buscamos alcanzar el ideal de esperanza de ser como nuestro Señor Jesucristo?
¿Acaso no nos debatimos con frecuencia entre la santidad por sobre la carne y el pecado?
Al igual que el Quijote, nosotros salimos al mundo a predicar las buenas nuevas mostrando con nuestras vidas ese modelo y ejemplo de vida que se nos ha dado para llevar amor, esperanza y consuelo a los desamparados.
No importa que el mundo nos considere locos y se burlen de nosotros, esa locura es la que ha venido transformado el mundo por medio de nuestro Señor Jesucristo.
¡A Él sea la gloria!