Iglesia Bíblica Torre Fuerte

El mandamiento olvidado: Sed Santos

  Posted on   by   No comments

Es interesante como esta palabra “Santo” provoca un choque tremendo en las mentes de muchas personas. Dios nos manda serlo por lo que él ha hecho en nuestras vidas y sobre todo que debemos marcar la diferencia en nuestro estilo de vida, después de conocerle y decirnos que somos cristianos.

1 de Pedro 1:16 nos dice: “Pues las Escrituras dicen: Sean santos, porque yo soy santo”.

Hoy mencionaremos cuatro clases de santificación dentro de nuestra vida:

1.- La santificación anterior a la conversión.
Todos los creyentes fueron santificados por el Espíritu Santo antes de ser salvos. Pablo describe tres pasos en la salvación de los tesalonicenses (2 Ts. 2:13). Su selección por Dios, Su santificación por el Espíritu y su fe en la verdad.

El apóstol Pedro da una lista similar en 1 de Pedro 1:2. Selección y destino de parte de Dios el Padre. Santificación por el Espíritu. Obediencia a Jesucristo. Rociamiento con su sangre.
En ambos casos, la santificación viene antes de la conversión. El Espíritu Santo separa a la persona para que pertenezca a Cristo. Entonces la persona obedece a la verdad, y se acredita a su cuenta el valor de la sangre rociada de Cristo.

2.- La santificación posicional.
En el momento en que alguien es salvo, es santificado posicionalmente, es decir, Dios lo ve en Cristo, separado del mundo para Él 1 Cor. 1:2). En un sentido muy real, Cristo es su santificación (1 Cor. 1:30).
Cada verdadero creyente es un santo; ha sido separado para Dios.

3.- La santificación práctica o progresiva.
Luego hay la santificación práctica. Esta se refiere a lo que deberíamos ser en nuestra vida diarias. Deberíamos llevar vidas de separación para Dios, apartados del pecado y del mal. Siempre que se nos exhorta a ser santos, ello tiene que ver con la santificación práctica. Es a este aspecto de la santidad al que generalmente nos referimos. No puedes decir que estás bien con Dios cuando no vives de acuerdo a lo establecido por Él.
Jesús se refirió a esto en Juan 17:17, cuando oraba por los suyos: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” Pablo urge a los corintios: “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Cor. 7.1).
Y por último:

4.- La santificación perfecta.
El cuarto aspecto es la santificación perfecta. Eso es algo todavía futuro para el creyente. Cuando vea cara a cara al Salvador, será para siempre separado de todo pecado y contaminación (1 Jn. 3:2). Será moralmente como el Señor Jesús, perfectamente santificado.
Acerca de esto leemos en Colosenses 1:22 “en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.”
En otro pasaje, Judas nos recuerda que nuestro Señor nos presentará “sin mancha delante de su gloria con gran alegría.” (Jud. 24).

Estos son pues los cuatro aspectos de la santificación: lo que sucedió antes de la conversión; lo que sucedió en el momento de la conversión: lo que está sucediendo día a día; y lo que sucederá cuando veamos al Señor.

Esto debe animarnos cada día a vivir agradecidos y tomar en serio el vivir a la manera del Señor. Cuando hemos entendido la obra de Dios en nuestras vidas no motiva a rendir nuestras vidas y querer ser más como él cada día.

El Sed Santos no es opción; lo eres o lo eres, no hay atajos hacia la santidad. Dios bendiga tu vida y esperemos sea de bendición este tema.

 

Si esta publicación te gustó, compártela con tus amigos!Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter