Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Aire de Superioridad

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De acuerdo al autor Larry Burkett, existen 5 síntomas que cumplen las personas que viven esclavas de los negocios. Para este artículo, hablaremos del primer síntoma, “tener aires de superioridad”.

Este autor nos platica que en una de las comidas que por compromiso, tuvo que asistir con un empresario muy exitoso cristiano, percibió que los invitados eran otros empresarios más exitosos que él y que cuando terminó de contarles su historia de cómo había llegado al éxito y cuál era su plan para compartir sus riquezas con la ayuda de Dios, ninguno se sorprendió y él pensó “esta cena sería mucho más impactante si hubiera invitado a los pobres de la ciudad…..”

Larry Burkett nos enseña que la “autoelevación” también aparece en círculos cristianos. Y hace referencia al libro de Santiago, capítulo 2, versículo 9 “pero si favorecen más a algunas personas que a otras, cometen pecado. Son culpables de violar la ley” (NTV).

Lamentablemente, Larry cuenta que la mayoría de los empresarios que lo invitaban a comer, lo hacían para darse a notar ante su círculo de influencia, por lo general, otros amigos empresarios.

En una de las conferencias que tuvo él, comenta que una pareja muy importante para el pastor de la iglesia que había organizado su visita, estaba pasando momentos muy difíciles y le pidió a este autor que se reuniera con ellos. Larry escribe que para llevar a cabo esta cita, tuvo que sacrificar el tiempo con el equipo que había hecho posible el éxito de las conferencias. Semanas después, se entera que uno de los empresarios líderes, se había molestado mucho por la falta de tiempo que Larry, les había dedicado. Sin embargo, la verdadera frustración de este líder fue la falta de reconocimiento público que le hubiera gustado haber recibido por el esfuerzo que dedicó a la preparación del evento.

Ambas historias son muy representativas para todos los que buscan ser “celebridades cristianas”. En el interior, no buscan a Dios, buscan impresionar para alimentar su ego.

En los 20 años que llevo sirviendo a Dios, muchas veces he sido testigo de cómo el Señor toca la puerta de muchos corazones para lograr un proyecto, muchas personas lo abren y se disponen a ayudar; otras, no lo abren pero no estorban, pero muchas otras, al contrario, impiden el paso, meten el pie y tratan de evitar a toda costa que el proyecto se concluya.

Y al final, compruebo que Dios cumple su propósito con o sin nuestra ayuda y que la razón de nuestro existir es servir a otros para ayudar a Dios a que se cumpla su propósito y su voluntad.

 

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