Dos océanos que se juntan pero no se mezclan
Posted on 4 August, 2017 by René Zapata No comments
En el Golfo de Alaska se juntan dos océanos donde sus aguas no se mezclan. Esto parece increíble, pero tiene una explicación. La diferencia de las aguas, obscura y clara, se debe a la densidad y la salinidad entre ambas.
La obscura es salada y la clara proviene del glacial de agua dulce. Casi igual a la imposible mezcla del aceite con 
el agua. Este fenómeno atrae a miles de turistas anualmente pues es algo nunca visto en ningún otro lugar. Las dos son agua, pero diferentes.
Esta noticia nos recuerda de la relación entre el cristiano que ha aceptado a Cristo en su corazón como Salvador y los demás que le rodean que aún no han tenido la experiencia de la salvación. Están juntos, pero no unidos.
La Biblia dice: “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4)
No podemos servir a dos señores. El mismo Señor Jesús recalcó esta verdad en su oración por los discípulos en el Huerto de Getsemaní: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:15-16) El cristiano salvo por la fe tiene que seguir viviendo en el mundo sin ser parte de él. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17)
Nuestro testimonio debe de ser bien marcado y demostrar una diferencia.
Recordemos los cambios sobresalientes en la vida de aquellos que tuvieron un encuentro con Jesús: los discípulos, la mujer samaritana, el endemoniado gadareno, Saulo de Tarso, el carcelero de Filipos, Cornelio, Zaqueo, y muchos más. Ellos siguieron viviendo en el mundo, pero ya no siguieron sus prácticas, principios y su sistema. “No te conformes a este mundo, sino transfórmate por la renovación de tu entendimiento y podrás comprobar cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)
