Iglesia Bíblica Torre Fuerte

La obras que yo hago – Domingo 21 de Mayo

  Posted on   by   No comments

“De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré”.

Esta promesa de Jesús para lo que creen en él no siempre ha sido entendida bien por sus seguidores.

La primera promesa “que harán mayores obras que él” está íntimamente relacionada a dos factores importantes que él mismo menciona. Sin estos dos no sería posible esta promesa.

  • El primero está relacionado al hecho que él va al Padre. El mismo comenta más tarde en este dialogo posterior a la última cena pero antes de la salida al huerto de Getsemaní que “os conviene que yo me vaya (al Padre); porque si no me fuese, el Consolador (El Espíritu Santo) no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7). Eso es, sin la presencia y el poder del Espíritu Santo de Dios sus seguidores no podría hacer esas mayores obras.
  • El segundo factor es la oración en su nombre. Sin la oración en su nombre no habrá respuesta y por lo tanto tampoco habrá la posibilidad de hacer esas mayores obras.

¿Cuáles son esas mayores obras?

Algunos han tomado esto como una promesa que haremos más milagros en número y más milagros de importancia que hizo Jesús durante su ministerio terrenal. Sin embargo, este mismo evangelio dice más tarde “hay también otras cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25). Más bien esta promesa se refiere a la obra encomendada a sus seguidores y a la iglesia de ser testigos hasta lo último de la tierra. Eso es el alcance y el progreso del evangelio a todo lugar. En ese sentido sus seguidores si han hecho y harán más grandes obras que Jesús durante su ministerio terrenal.

La segunda promesa “si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré” no es una promesa incondicional. No podemos exigir o demandar algo que queremos en el nombre de Jesús y esperar que Dios lo haga porque él está obligado a cumplirlo. Santiago bien dijo. “pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). Todo lo que pedimos debe de estar de acuerdo con la voluntad de nuestro Dios soberano.

Si esta publicación te gustó, compártela con tus amigos!Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Categories: El Vocero