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La Matanza de los Inocentes

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El evangelio de Mateo, en su segundo capítulo, narra las circunstancias de la huida de la Sagrada Familia desde Belén a Egipto.

Este éxodo constituye para nosotros un hecho histórico relacionado con la persecución ordenada por Herodes el Grande, que trataba de matar a Jesús. Con esta matanza Herodes trató de eliminar toda posibilidad de peligro para su dominio absoluto porque el Mesías representaba una gran amenaza a su reinado.

En esta ocasión, José, el padre legal de Jesús, protegió la vida del Jesús, y huyó llevándose consigo a María y a su hijo. Advertido en sueños por un ángel, marchó hacia Egipto, donde, según la tradición, se refugiaron durante seis meses en el monte Qusqam, acogidos por los habitantes del lugar.
En medio de la narración de la huida de la Sagrada Familia a Egipto, tres versículos (Mt 2,16-18) describen la ferocidad del rey Herodes, quien, para matar a Jesús, decidió exterminar a todos los niños de dos años para abajo en Belén.

¿Cúantos niños pudieron ser sacrificados?  La tradición varía sobre el número de muertos de la matanza. La más seria, habla de unos veinte niños, calculando que Belén tendría unos mil habitantes por aquella época. La crueldad que manifiesta el Rey Herodes es coherente con las brutalidades que Flavio Josefo, el famoso historiador antiguo judío, nos cuenta de Herodes: hizo ahogar a su cuñado Aristóbulo cuando éste alcanzó gran popularidad (Antigüedades Judías, 15 & 54-56), asesinó a su suegro Hircano II (15, & 174-178), a otro cuñado, Costobar (15 & 247-251), a su mujer Marianne (15, & 222-239); en los últimos años de su vida, hizo asesinar a sus hijos Alejandro y Aristóbulo (16 &130-135), y cinco días antes de su propia muerte, a otro hijo, Antipatro (17 & 145); finalmente, ordenó que, ante su muerte, fueran ejecutados unos notables del reino para que la población de Judea, lo quisieran o no, lloraran en su muerte (17 &173-175).

Mateo relata la historia de la matanza de los inocentes desde la óptica del plan de salvación de Dios y lo interpreta en sentido profético como cumplimiento de la Escritura.

Por eso el evangelista hace referencia al profeta Jeremías, que se refería al lamento de la matriarca Raquel por el pueblo de Israel, llevado al exilio en Babilonia: «un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven» (Mt 2,18; cf. Jr 31,15). Para Mateo, los niños asesinados en Belén representan al pueblo de Israel y el dolor vivido por las madres en Belén es el dolor del pueblo que no ha reconocido al Rey-Mesías.

Finalmente, tras una nueva aparición del ángel en sueños anunciando a José la muerte de Herodes, la Sagrada Familia regresó a Nazaret de Galilea. El sentido del pasaje parece claro: por mucho que se empeñen los fuertes de la tierra, no pueden oponerse a los planes de Dios para salvar a los hombres.

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Categories: El Vocero, Iglesia