Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Dejar un legado de tragedias o un legado de triunfos.

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¿Ha notado alguna vez que cuando trabaja en una organización anhela dejarla mejor de lo que la encontró? O sea que quiere que ésta mejore o se beneficie por haber estado usted en ella. En lo que a mi familia respecta, podemos decir lo mismo de cualquier fraccionamiento en que hemos vivido, cualquier iglesia a la que hemos pertenecido, cualquier club social en que hemos participado y cualquier amigo con quien hemos compartido parte de la vida. Esto es algo innato en nosotros.

En esencia, queremos dejar un legado. Queremos dejar a nuestro paso algo de nuestra vida que beneficie a los que nos rodean y a los que vendrán después de nosotros. Es el anhelo profundo y permanente del corazón contribuir algo que sobreviva a nuestra presencia. Ese anhelo es aún más preponderante cuando se trata de nuestros hijos y familia: hijos, nietos y más allá.

Los que nos dedicamos a aconsejar a matrimonios en crisis reportan que la gran mayoría de los matrimonios no se derrumban súbitamente, sino por la soledad, el aburrimiento o el resentimiento que va aumentando poco a poco. Aparecen las cosas pequeñas que crecen hasta convertirse en cosas que parecen no tener solución. Cuando no se solucionan, las pequeñas fisuras debajo de la superficie de las relaciones se convierten en activos y ardientes volcanes.

¿Qué puede hacer la pareja para esforzarse a fin de desarrollar un matrimonio firme y un hogar estable? Sugiero que cada pareja se retire durante dos o tres días y se hagan mutuamente una serie de preguntas. Resulta obvio que lo que determinará el beneficio de estas preguntas será la sinceridad de los que las contestan. Pruébelas a ver qué pasa.

Cada esposo debe preguntarle a su esposa:

  • ¿Sabes que de veras te quiero, y sientes que te lo demuestro? Si no es así, ¿ qué puedo hacer para mejorar en este sentido?
  • ¿Sientes que demuestro mi amor por ti lo suficiente delante de los chicos de modo que no pueden tener ninguna duda de que te amo? Si no es así, ¿ qué puedo hacer para mejorar en ese sentido?
  • ¿Te estoy tratando como la persona más importante del mundo para mí? ¿Qué puedo hacer para aumentar tu percepción de que realmente lo eres?
  • Prometí valorarte y respetarte. ¿Sientes que lo hago? ¿Qué puedo hacer para que lo sientas aún más?
  • ¿Cuál es tu mayor preocupación con respecto a nuestra familia? ¿Te has sentido en libertad para decírmelo? Si lo has expresado, ¿te he escuchado?
  • ¿Sientes que te estoy ayudando a cumplir el potencial que Dios te ha dado? ¿Cómo puedo mejorar en esto?
  • ¿Estoy haciendo algo, sea lo que fuere, que te puede tentar a ceder en algunas de tus convicciones? De ser así, ¿ qué puedo hacer para cambiar esto?
  • ¿Puedes contarme tus sueños más importantes para el futuro?

Además, cada esposa debe preguntar a su esposo:

  • ¿Estoy haciendo lo suficiente como para hacerte sentir pleno en nuestra relación y para asegurarte de que así te considero?
  • Sé que es importante que te sientas respetado y apoyado. ¿Te hago sentir de esa manera? ¿Qué puedo hacer para mejorar?
  • ¿En qué manera puedo ayudarte a tener buen éxito en tu trabajo al proveer para las necesidades de nuestra familia?
  • ¿Sientes que te conozco y que comprendo tus más grandes sueños para el futuro?
  • ¿Qué puedo hacer para apoyarte mejor como líder de la familia?
  • ¿Estoy haciendo algo, sea lo que fuere, que puede tentarte a ceder en algunas de tus convicciones? De ser así, ¿ qué puedo hacer para cambiar esto?

Aquí van algunas preguntas que pueden hacerse el uno al otro como base para dialogar:

  • ¿Qué piensas acerca de nuestro desempeño al expresar nuestra propia fe personal como una realidad viva ante nuestros hijos?
  • ¿Dejamos a veces que los chicos nos manipulen el uno contra el otro? De ser así, ¿ qué medidas tenemos que tomar para evitarlo?
  • ¿Estamos orando por el futuro de nuestros hijos y por los cónyuges que Dios está preparando para ellos?
  • ¿Comprenden nuestros hijos que nuestra relación matrimonial es la prioridad de la familia?
  • ¿Qué tal es nuestro desempeño individual y juntos como pareja al tratar de edificar nuestra vida espiritual?
  • ¿Está el ambiente en casa lleno de gozo y entusiasmo? De no ser así, ¿ qué medidas debemos tomar?
  • ¿Qué estamos haciendo para asegurarnos de estar cada vez más unidos, en lugar de ir distanciándonos?

Quizá se esté preguntando: ¿Garantizan estas preguntas nuestro matrimonio, nuestra relación y el futuro de nuestra familia?

Obviamente nada lo puede garantizar fuera de su propio compromiso, su mejor esfuerzo y la presencia de Dios en su hogar. Si usted no incluye al 100% a Dios en su vida y relación matrimonial, el legado que dejada será uno conformado según sus pensamientos y sentimientos, los cuáles siempre terminan en desgracia y no en bendición.

Por eso es necesaria una evaluación constante acerca de lo que hacemos o dejamos de hacer en nuestros matrimonios para dejar un legado de bendición.

Tú sabes, como está tu matrimonio. Te invito a considerar y a reflexionar en esta meditación.

 

 

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Categories: Blog, Iglesia, Matrimonios