País con más Medallas Olímpicas
Posted on 10 August, 2016 by René Zapata No comments
El país que más medallas ha ganado en juegos Olímpicos entre los países de Latino América es CUBA. Durante su trayectoria como competidor ha ganado 209 medallas: 72 de oro, 67 de plata y 70 de bronce. Cualquiera pensaría que los campeones fueran los atletas de Argentina, Brasil, México u otro país que ha participado con mayores delegaciones. El pequeño país de Cuba ha saboreado el premio que todo campeón puede ganar.
Debemos admirar el esfuerzo y entrega de sus atletas aun cuando sufren carencias económicas, facilidades para entrenar, una dieta no buena y están bajo un régimen de exigencias y en ocasiones de prohibiciones. Los atletas cubanos nos han dado un gran ejemplo de disciplina, compromiso y amor por su camiseta.
Su actitud presenta un reto a cada cristiano y debemos de aprender la lección. Cuando Josué tomó el liderazgo del pueblo después de la muerte de Moisés, Dios le recalcó y repitió varias veces el mandato: “Esfuérzate y sé valiente” (Josué 1). Estas son dos características que deben de resaltar en todo aquel que anhela llegar a la meta como campeón.
No debe de esperar un camino fácil, sino uno que demanda una gran entrega. Dios espera que tú y yo alcancemos el triunfo y batallemos según nuestras fuerzas. Él dice, “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas” (Eclesiastés 9:10). Dios sabe que no todos lo harán con la misma intensidad pues no todos tienen la misma fuerza, pero sí espera que lo hagamos de acuerdo a la fuerza y capacidad que Él nos ha dado.
La otra característica es la valentía. La obra de Dios no se hace con miedo, indolencia o mediocridad.
Son los valientes los que llegan a la meta y saben competir sin considerar la fuerza, el tamaño o la habilidad de los demás. David fue valiente y no midió la estatura, fuerza y armadura de Goliat. Él sabía que el Señor de los Ejércitos estaba presto para ayudarlo y con valentía se enfrentó ante su enemigo con tan solo una honda y una piedra.
No importa nuestra edad, país o raza, “Corramos, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1)
