Iglesia Bíblica Torre Fuerte

Cuando se Quebrantan los Votos

  Posted on   by   No comments

Matrimonios desgarrados. Corazones hechos pedazos. Infidelidad sexual. Confianza destrozada. ¿Quiénes no hemos visto (o vivido) estas tragedias en nuestras familia, entre nuestros amigos, vecinos y compañeros de trabajo? Algunos sobreviven espiritualmente; muchos otros no. ¿En qué radica la diferencia?

La caída moral como otros problemas tales como la adicción es una tragedia familiar que causa un efecto secundario en toda la comunidad conectada con la persona que cayó. Por supuesto, cónyuges e hijos terminan con el corazón destrozados y su confianza hecha pedazos, y las personas fuera del círculo familiar se escandalizan y dejan de tenerle confianza al culpable. Pero si la persona es creyente, su comunidad incluye hermanos creyentes: el cuerpo de Cristo con la iglesia en su centro.

La sociedad, por lo general se encoge de hombros cuando la fea cabeza de la infidelidad aparece sobre la superficie del agua, y dice: “Así es la vida. No es tan desastroso. No es cuestión que me incumba”. El extremo opuesto es la reacción de demasiados creyentes e iglesias: condenación y aislamiento, razón por la cual con frecuencia se nos acusa de darles el tiro de gracia a nuestros heridos. Pero hay una manera mejor, y por cierto más efectiva de reaccionar, especialmente cuando nosotros como iglesia reconocemos que “nuestros heridos” incluyen a esos cónyuges, hijos, amigos y hermanos de la iglesia que se hunden y se ahogan.
Nos ha tocado ver tantos casos en los cuales no juzgamos, ni nos asustamos por lo que pasa, pero nos duele en el corazón el ver familias destruidas a causa del pecado. Adulterio, abandono de hogar, padres violentando a esposa e hijos, falta de compromiso, etc.

Como iglesia tenemos una gran responsabilidad de ayudar y restaurar estas familias, los hijos son los menos culpables de las decisiones de sus padres.

Muchos de estas personas, y más los hijos, encuentran ese refugio en la iglesia. La iglesia brinda cariño y apoyo a la esposa e hijos. Como iglesia y hermanos en la fe debemos considerar en un espíritu de mansedumbre lo que pasa con muchas familias, en una actitud de restauración debemos ayudar a los matrimonios y la familia, con un amor firme, por así decirlo, en lugar de un actitud de condenación.

Como hijos de Dios debemos sentir el peso de la destrucción que pasan las familias y así tener una firme convicción de ayudar a restaurar los lazos del diseño original creado por Dios. Creo firmemente que familias solidas constituyen una iglesia solida y firme para vencer todos los embates que nos presenta a diario el mundo.

Busquemos ayudarnos mutuamente, hay familias pidiendo auxilio con un grito interior desesperados pero no hayan respuestas ante una sociedad carente de valores y principios, la iglesia es la respuesta a ellos.

Espero te unas a la causa de muchos que queremos ayudar a familias que puedan entender el diseño de Dios, y que solo Él puede restaurar lo que el ser humano echa a perder.

Dios te bendiga y esperamos busques la ayuda adecuada para tu familia, recuerda estamos para ayudarte.

 

Si esta publicación te gustó, compártela con tus amigos!Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter