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Atentado terrorista en Manchester Arena

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Un ataque terrorista despiadado se convirtió en noticia teñida con sangre después del concierto de la cantante Ariana Grande en el Manchester Arena de Inglaterra. Algunos afirman que escucharon dos explosiones en el vestíbulo de la Arena y se calcula que más de 20,000 asistentes ya iban de salida.

El atentado causó la muerte de 22 personas, la mayoría menores de edad, y dejó un saldo de 59 heridos. Éste ataque ocurrió el lunes 22 de mayo a las 10:33 p.m.

En muy corto tiempo la policía inglesa ya había detenido al estudiante sospechoso Salmán Abedí de 22 años de ascendencia Libanés. El Estado Islámico ha asumido el ataque terrorista que ha puesto a las autoridades y a todo el país en alerta y con temor de un segundo atentado. Otro caso de una experiencia inesperada que convirtió la fiesta en dolor y luto. Los mandatarios de diversos países han manifestado su repudio y sentimiento de condolencia.

 

Este ataque se ha sumado a un buen número de otros atentados en diferentes países y aunque la policía ha tomado medidas previsoras de seguridad, no han podido señalar el siguiente lugar de ataque. Nuevamente podemos ver cómo en un momento el cuadro puede cambiar.

La muerte puede atacar en el lugar y en la hora menos esperados. Éste enemigo puede galopar en su caballo negro en medio de multitudes y cambiar los planes de todos en pocos segundos. Puede convertir la alegría en llanto y tristeza.

Pero al considerar ese brusco cambio negativo, podemos recordar que hay otro cambio prometido al que está cargado de tristeza y soledad hacia una experiencia positiva que le espera y puede ser suya.

La Biblia asegura que todo tiene su tiempo (Eclesiastés 3: 1-8)—“Tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de lamentarse y tiempo de danzar”. La alegría es de afuera para adentro, pero el gozo genuino es de adentro para afuera. Hay tiempo para todo, pero le toca al humano decidir lo que desea: algo temporal o algo eterno.

Las reacciones indican no solo la condición del corazón, sino el deseo de cambiar por lo que de veras satisface y es ofrecido por Dios. “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” Salmo 16:11.

 

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