Carambolas Vehiculares Inesperadas
Posted on 24 August, 2016 by René Zapata 1 comment
Varias carambolas vehiculares se han reportado en los últimos días y han dejado como saldo varios muertos, calcinados, heridos y víctimas de una crisis nerviosa, sin contar las pérdidas materiales:
En el Circuito Exterior Mexiquence se registró una carambola de 30 vehículos; en la autopista Puebla/Veracruz hubo una mega carambola de 15 autos; en la autopista México Orizaba hubo una carambola con más de 30 muertos (mayoría calcinados) por una explosión e incendio.
En la autopista México Puebla se registró otra carambola en donde se vieron involucrados 30 vehículos que ocasionaron el cierre de la carretera por más de 4 horas.
Parece que esta noticia se repite cada semana si tomamos en cuenta las carambolas en otras carreteras nacionales e internacionales. La mayoría de los accidentes se deben por exceso de velocidad, lluvia, neblina, carpa asfáltica mojada, cansancio, falta de precaución y efectos del alcohol. Sea cual fuere la causa, los resultados son funestos y hay desgastes físicos, materiales y de tiempo que el dinero no puede pagar. La experiencia sólo deja pérdida y dolor y lecciones que debemos aprender.
Ninguno puede asegurar lo que ocurrirá en un viaje y aun cuando no seamos culpables, somos víctimas del accidente. Cuán importante es no sólo confiar en las promesas divinas y creer que nada nos pasará.
El Salmo 121 no es un amuleto; es un recordatorio de lo que Dios puede hacer. No estamos exentos. Santiago 4:13-15 nos exhorta diciendo: “¡Vamos ahora! Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año y traficaremos y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíamos decir: SI EL SEÑOR QUIERE, VIVIREMOS Y HAREMOS ESTO O AQUELLO” El Señor en Su soberanía tendrá todo bajo su control y nosotros debemos de acatar lo que Él permita, aun cuando creamos que no somos ni tenemos ninguna culpa de lo ocurrido.
